febrero 22, 2014

Mensaje para Venezuela



Quien me conoce sabe que no tengo afiliación política. De  hecho, quienes me siguen a través de twitter y Facebook, saben que nunca me  manifiesto acerca del tema. No porque no me guste o porque no lo entienda, porque al contrario me gusta y lo entiendo, sino porque vivo en un país donde la intolerancia ha llegado a tal punto que puedes perder un amigo si piensas diferente a él. 

Sin embargo los hechos de los últimos días, me obligan a no permanecer indiferente, puesto que estas no son manifestaciones aisladas de un solo día en busca de las mismas reivindicaciones y que al cabo de pocos días terminan y todo vuelve a la normalidad. Ha sido más de una semana en la que ha corrido bastante sangre y no manifestarme al respecto, confirmarían las palabras que una vez me dijo una amiga: “eres un coño ‘e madre”.


El siguiente manifiesto es más social que político, porque en realidad no simpatizo con ninguna tendencia política, no soy chavista (lo fui, eso sí) ni soy de la oposición, a mis 23 años de edad nunca he votado, lo admito sin ningún tipo de vergüenza por este “deber sagrado” que es el sufragio y me da igual tanto Capriles como Maduro. Lo que si no me da igual es la situación del país donde vivo, no porque ame a Venezuela porque en realidad el orgullo patrio, el ser venezolano, todos aquellos elementos intrínsecos de la nacionalidad me dan igual, porque no soy patriota, no soy patriotero y no soy nacionalista, de hecho creo que el nacionalismo es otra forma de opio del pueblo, es un elemento absurdo usado para dividir a la humanidad, por ende nunca me verán decir estupideces como “Venezuela de mi alma, te amo”. No, no soy así.

Lo que sí me preocupa, lo que sí me quita el sueño es saber que al día siguiente las cosas seguirán como el día anterior: seguiremos haciendo colas, seguiremos con escasez, sin poder comprar la cantidad que nos dé la gana de cualquier producto, con hospitales que no pueden  atender a la gente como es debido y los matan a propósito porque no hay suficientes camas y hay que hacer espacio como le pasó a mi tía el mes pasado, seguiremos ganando los míseros 500 dólares mensuales del salario mínimo, los cuales para ciudadanos como yo, que somos tan brutos que no sabemos cómo conseguir ingresos extras, no nos alcanza para nada, y de hecho tengo 4 meses desempleado porque renuncié a un  trabajo que no me gustaba y en el que me sentía incapaz y no he podido conseguir otro porque en Venezuela no hay empleo, es decir, aunque la constitución nos otorga el derecho de dedicarnos a lo que nos dé la gana, esto es imposible aquí porque hay que conformarse con lo que nos depare la suerte. Una cosa es la posibilidad, otra cosa es la probabilidad, ley de la vida que tiene mucho sentido en Venezuela, porque tienes derecho a la vida, pero son muchas las probabilidades que este sea tu último día vivo. Pues la situación de la inseguridad está tan insoportable, que cada día salimos y no sabemos si volveremos.

Vivimos en un país conformista,  no porque no seamos soñadores  porque de hecho los venezolanos somos soñadores, hasta ingenuos e ilusos tal vez, sino porque las circunstancias de nuestro país, nos obligan a serlo. Yo por ejemplo, sueño con estudiar en el extranjero, pero aquí ninguna institución ayuda al estudiante de pregrado de bajos recursos a seguir estudios fuera del país, tienes que tener mucho dinero para hacerlo y si intentas irte por tus propios medios, como lo he intentado todos estos años, la institución a la que quieres entrar te rechaza por ser venezolano. Y no, no me conformo con estudiar aquí, lo intenté, estudié administración en la UCLA de Barquisimeto y no me  gustó, el nivel intelectual de la educación venezolana está por el piso, no sirve: la gente no lee, la gente copia; la gente no discute con bases intelectuales, solo comentan anécdotas; la gente no estudia por amor al saber o al conocimiento, sino porque te permite tener una vida más cómoda en unos cuantos años. Esa es la educación venezolana, por eso nuestra decadencia moral, nuestra decadencia académica, la ineficiencia y mediocridad de nuestra sociedad, la corrupción de nosotros, de este país y no es un problema exclusivo de estos quince años, es un problema que tiene treinta años en proceso, es decir, tanto la cuarta como la quinta tienen parte en la culpa, pero no importa ahora quien tuvo la culpa, ahora lo que debe ocuparnos es la solución del problema, pero resulta que no lo hacemos, seguimos buscando culpables y discutiendo por ideologías estúpidas.

Yo no tengo ninguna ideología pero no le encuentro nada de malo al debate ideológico, el problema es que debatir eso en las circunstancias del país es como ponerse a echar chistes en un velorio. No podemos discutir sobre si es mejor la derecha o la izquierda cuando el país se nos cae a pedazos. Todo tiene su momento, y creo que este no es el momento adecuado para debatir ideas o discutir por estupideces cuando todos deberíamos unirnos para resolver nuestros problemas como sociedad. Pero no, hay un sector del país (izquierda) que tiene una obsesión histórica con el debate de ideas, los personeros del gobierno usan el mismo lenguaje usado por el comunismo que mató civiles disidentes en Polonia, en Alemania, en Rumania (una dictadura feroz la de Nicolae Ceaușescu), Hungría, Checoslovaquia, Unión Soviética, en China (donde mataban a gente por jugar béisbol, “deporte imperialista”),  en Yugoslavia, en Camboya (donde ocurrió el genocidio más horrendo de todos los tiempos, donde se juzgaban niños por delitos menores y los torturaban mientras los padres veían) y en fin, en todas partes donde la izquierda ha tomado el poder y se niegan después de unos años a reconocer que socialismo y comunismo son sistemas que suenan bien y hermosos en la teoría pero que son imposibles de establecer porque el ser humano es libre y es egoísta y es superficial y no se adhiere a las máximas de esos sistemas, y como no admiten que están en una misión imposible pagan la rabia con el que difiere mientras ellos traicionan sus ideales enriqueciéndose bajo cuerdas.

Y ojo, el socialismo y el comunismo no son malos como ideologías, de hecho ha habido muchos genios que han sido socialistas y/o comunistas, por ejemplo Niko Kazantzakis, uno de los hombres más sabios del siglo pasado  fue socialista por un tiempo, Alexandr Solzhenitsyn era comunista aun cuando el mismo gobierno socialista lo persiguió y lo metió a la cárcel, Pablo Neruda y Gabriel García Márquez eran socialistas, Federico García Lorca era socialista, el hombre más inteligente del mundo, William James Sidis, se declaró socialista, John Lennon en una etapa de su vida tuvo acercamiento a grupos de izquierda, es más, en la misma ideología cristiana hay elementos que podrían considerarse socialistas, cosa que el mismo Cantinflas en una de sus películas insinuó. Pero hasta el mismo Jesús sabía que el cristianismo es una ideología utópica, “El reino de los cielos no es de este mundo”, por algo lo dijo (ojo, analizo a Jesús como hombre y no como dios o profeta o lo que sea)… y utópicas también lo son el comunismo y el socialismo, no se pueden imponer porque están condenados al fracaso y cuando están fracasando, se ciegan, comienzan a echarle la culpa a los demás porque ellos nunca admiten la suya propia y los que discrepan son traidores, son fascistas y todo es un intento del imperialismo de establecer el capitalismo. El mismo discurso de todos los partidos rojos.

Corea del Norte y Cuba son los últimos países donde el comunismo impera y sabemos cómo es la vida en esas naciones. Al menos Venezuela nunca entró siquiera al pre-comunismo, nunca dejamos de ser una nación capitalista, lo que me confirma que Chávez tal vez si era comunista o socialista de corazón y convicción, pero los chacales y escorias que estaban tras él solo se aprendieron el catecismo rojo y lo repiten todos los días sin creer en lo que dicen, porque todos ellos vienen de AD y COPEI. O sea, este gobierno no es socialista ni de izquierda ni de un carajo, es un montón de bandidos y malandros que les importa un carajo el pueblo, lo que quieren es poder para robar.

Y todos somos víctimas de sus delitos, pero más víctimas son aquellos que aún creen en ellos: por chantaje, por ignorancia, por lealtad a alguien que ya está muerto y que significó mucho para ellos, quienes no conciben traicionar la “revolución”… los venezolanos somos así con nuestros muertos, por algo seguimos creyendo en las palabras de Bolívar aunque el hombre tiene 200 años de atraso.

Yo apoyé al gobierno de Hugo Chávez hasta 2008 cuando el lenguaje comunista arreció y también porque leí sobre las atrocidades socialistas en Europa y Asia y se recrudeció un desprecio absurdo por la otra parte del país, además que pasaron ya diez años de su gobierno y la patria grande y rica que prometió siguió siendo pequeña y pobre. Sin embargo, y aunque no lo apoyé más, nunca lo odié, no lo ofendí, de hecho lloré su muerte porque fue el, una  persona que le trajo esperanza a mucha gente que la había perdido, el atendió las necesidades de gente que en gobiernos anteriores había sido ignorada, vejada, vilipendiada… le dio luz a los pobres que vivían en la oscuridad. Yo conocí de Chávez su mejor parte, porque aunque muchos se ciegan, Chávez era un hombre de noble corazón, era bastante sensible y yo lo vi varias veces, cargando un niño enfermo, abrazando a la madre del niño, lo vi besando un transexual (aquel sector tan injustamente maltratado), lo vi abrazar ancianas sin ningún tipo de asco como muchos políticos hacían aquí y como yo tal vez lo haría, lo vi formando parte del pueblo; Chávez era un líder carismático, encantador, inteligente (¡cuántos libros maravillosos no leí yo por influjo de Chávez!), sobrio (a veces)… su error fue intentar hacer de nuestro país una nación socialista, su error fue rodearse de las mierdas que lo rodearon.

¡Coño Chávez, mira el peo que nos dejaste vale! Dejaste un burro de presidente que es manejado por la rata de Diosdado, porque todos los chavistas saben que Diosdado es el cabrón mayor de esa vaina, el ladrón mayor, hasta el mismo Chávez sabía esa vaina, pero su error fue dejarlo en el gobierno y no meterlo preso cuando él estaba vivo. Chávez, donde estés, seguiré respetando tu memoria y defendiéndote pero nunca te perdonaré que nos hayas dejado este problemón. Yo sé que si Chávez estuviera gobernando todavía, la Guardia Nacional no estaría matando pueblo y si lo hiciera ya Chávez hubiese renunciado de la vergüenza, es más Chávez debe tener un año revolcándose en la tumba al ver lo que están haciendo.

Pero disculpen, el mensaje ya es largo y sigo divagando. Voy al siguiente punto.
HAY QUE SALIR DE ESTE GOBIERNO… simple. Y le voy a dar consejos a la oposición y a sus militantes:

Uno: Cuando el gobierno les diga que aquí hay un golpe de estado en proceso, digan  que sí... simple, no tienen por qué negarlo ¿Acaso lo que Chávez hizo el 4 de febrero no fue un golpe de estado? ¿El 19 de abril no fue un golpe de estado? ¿El 23 de enero no fue un golpe de estado? ¿En Egipto no hubo un golpe de estado? ¿La revolución francesa no comenzó con un golpe de estado? Un golpe de estado no es algo para sentir vergüenza, es el derecho legítimo de una sociedad para salir de un gobierno ineficiente que se aferra al poder. Simple. No caigan en guerra de eufemismos.

Dos: Estudiantes no tumban gobiernos ni la vida de un estudiante vale más que la de un obrero o ama de casa, por poner un ejemplo. Lamento mucho la muerte de los jóvenes que han muerto en estos días pero es absurdo nombrar a los cinco o seis estudiantes muertos para reclamar algo. En los últimos años han muerto miles de venezolanos impunemente, peleen por ellos también, que ellos también valen, a ellos también los lloraron, sus muertes también fueron injustas. Bassil y Génesis no son los únicos muertos que pesan, han sido miles, miles, miles, no solo por inseguridad, sino también por accidentes de tráfico por la mala situación de las calles o por la ineficiencia de nuestro sistema de salud.

Dejemos de poner los estudiantes tan alto porque admitámoslo, en el estudiantado, no solo venezolano sino de todos los países, hay muchos estúpidos, hay mucha estupidez y hay inmadurez e inexperiencia política. Estos estudiantes no son luminarias como los del 28 olvídenlo, estos no van a tumbar gobierno. Es muy fácil apoyar y protestar desde twitter o Facebook, admirando el valor de estos estudiantes, a quienes están torturando y matando mientras otros siguen en sus casas o en sus trabajos escribiendo por internet (como yo por ejemplo). Hasta que la sociedad venezolana, todos sus sectores, no salgan en masa a la calle, este gobierno seguirá como un clavel, tenemos que unirnos y organizar protestas TODOS.. no dejen a los estudiantes solos porque como ente independiente no pueden tumbar gobierno, hay que salir TODOS. En la Unión está la fuerza.

TRES: ustedes son la mitad del país y medio país no tumba gobierno. La otra  mitad, los oficialistas (porque no se les puede llamar chavistas), son necesarios en la lucha.

Decirles: brutos, ignorantes, marginales, tierrúos, culpables de lo que vivimos, que tienen mierda en el cerebro, vividores, chulos, hipócritas, jalabolas, focas y demás,  no ayuda a su conversión, a quitarles la venda, no ayuda en nada. La batalla no debe ser contra ellos, sino con las ratas que están en el poder. Tú no puedes pedir colaboración de quien maltratas con tu lengua.



La tolerancia, junto con la moral, debe ser la base de la nueva sociedad venezolana, empecemos por ahí, por tolerarnos, por respetarnos, por unirnos. Basta de divisiones, de señalamientos, de ofensas… ya basta, por lo que más quieran. Esta pobre gente también es víctima, víctimas somos todos.

CUATRO: No metan a los Estados Unidos. Sus bombas matan rojos y azules por igual, parafrasearé la frasesita que uds tanto comparten del nefasto y corrupto ser que era Rómulo Betancourt: “Cuando Venezuela necesitó libertadores no los mandó a buscar a Estados Unidos, los parió ella misma” se los puedo nombrar: Miranda, Bolívar, Sucre, Páez, Mariño, Urdaneta, Bermúdez, Arismendi, Anzóategui, Camejo, Ribas, Flores, Montilla, Lara y un largo etc.,

CINCO: dejen el faranduleo y la especulación. De pana, dejen de compartir informaciones de fuentes dudosas, rumores, audios que pueden ser falsificaciones, montajes fotográficos sin confirmación… no le demos cabida al anonimato… parece mentira pero en estos momentos en que más  peligran nuestras vidas, es que debemos dar la cara y no escudarnos en seudónimos o etcéteras. Estas informaciones falsas no ayudan a la lucha, de  ningún bando.

SEIS: No caigamos en vandalismo ni guarimbas. En la oposición, como en el chavismo, ha habido siempre anarquistas, violentos, guarimberos. No respondamos a la violencia con más violencia, ¡no ayuda! Ojo por ojo y nos quedaremos ciegos.

Y finalmente les digo. Desde muy niño, a los ocho años, ya yo quería tener algo en que creer, ningún niño a esa edad quiere eso, sin embargo yo si. Me hice bastante católico, pero recalcitrante. Luego de me hice testigo de jehová, luego me interesó el islam, luego me volví cristiano y por último budista, también taoísta. En el plano político fui republicano, luego demócrata, después socialcristiano, socialdemócrata y finalmente socialista. YO reconozco que llegué a tratar a la gente de derechista, burgués, oligarca, etc.. Hasta que un día, leí a Hermann Hesse, uno de mis escritores favoritos, mi ídolo literario, leí Siddharta y hubo una frase que a mí me llegó bastante, tanto que me hizo reorganizar mis creencias. La frase dice: “Todo lo contrario a la verdad, es igual de auténtico”… simple, aunque tu pienses diferente a mí, eso no quiere decir que tu estés equivocado. Fue entonces cuando abrí la mente y dejé atrás ese comportamiento… deje el chavismo pero no me pasé a la oposición, porque allí también hay gente con cerebros diminutos y escatológicos y Capriles no me inspira nada, como tampoco lo hace Leopoldo, ni ninguno de ellos, en cambio Chávez sí me atraía como líder y lo respeto todavía. Y luego de eso, leí una novela de Nikos Kazantzakis, que se llama Hermanos Enemigos, que se trataba de la guerra civil griega en la que un bando (el comunista) odiaba al otro bando, y Kazantzakis escribió algo que me cambió la vida y debe ser nuestro lema en la transformación del país: 



No hay ideologías. Solo hay hombres. Ninguna ideología vale más que el hombre que la profesa”



Creo que cuando los venezolanos entendamos eso, cambiaremos el país. Yo cumplí con manifestarme, no estaba tranquilo manteniéndome en silencio. Venezolanos, el destino está en nuestras manos, o cambiamos o nos jodemos. Ustedes deciden.

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